La frustración en los proyectos es normal.
En los proyectos que merecen la pena, la frustración además, parece irremediable.
Iniciar cualquier proyecto exige materializar las ideas y eso siempre es frustrante. Lo que a priori parece ser una buenísima idea, revela su miserable naturaleza cuando uno se toma la molestia de escribirla detalladamente. Es desgarrador ver su esencia vaga, su falta de originalidad cuando se desnuda en el papel. Claridad y frustración van de la mano. A veces una idea exige planificación con objetivos a corto y largo plazo; siempre presupuestamos. Es una predicción que no se cumple y exige constantes adaptaciones y cambios. Las investigaciones nos muestran la vinculación de los procesos creativos y la frustración. También que la tolerancia a la frustración es una de las claves del éxito en el proceso. Tengo un colega que dice: “¿te das cuenta de que siempre acertamos a la última?”.
Si toleras la frustración te garantizo que iniciarás un proceso en el que te acercarás a los objetivos. Quizás no se cumplan tus expectativas al 100%, pero recorrerás un camino estimulante. Un escalón que te servirá de apoyo para el siguiente paso. Cuando hacemos explícitos nuestros objetivos siempre nos topamos con la frustración. ¿Qué es la frustración? Darte cuenta de que la expectativa es inalcanzable siguiendo el camino que te has marcado.
La tolerancia a la frustración es una mezcla compleja de explicar.
Un ingrediente es la flexibilidad en el procedimiento. Tuve un profesor en la facultad que me decía con acento ruso “erres como un mosquito, ¿¿no te das cuenta que la ventana está cerrada?? no sigas dándote golpes”. Nos daba cálculo infinitesimal, era matemático, uno de los primeros de su promoción en Rusia y sus problemas exigían el 150% de mí. A menudo la mejor forma de resolver un problema es investigando todos los caminos posibles. Pero estamos sesgados. El primer camino que visualizamos para conseguir un objetivo parece el único posible. Sin embargo hay grados de libertad que no advertimos en un primer momento.
Otro ingrediente es familiarizarse con los sentimientos de ansiedad y frustración. No entrar en su juego. Saber que es parte del proceso. Relajarse, quitar fricción, descansar y seguir intentándolo.
Otro ingrediente está relacionado con la reconfiguración. No sé si has leído a una mujer japonesa que es la gurú del orden en las casas. Mi mujer me regaló el libro -por motivos obvios- y mi primer diagnóstico de Marie Kondo, fue trastorno obsesivo compulsivo. Sin embargo, le di una segunda oportunidad. Le da mucha importancia a deshacerse de aquellas cosas de los armarios y habitaciones que ya no sirven o no “te hacen feliz”. Algo así también podría ocurrir con nuestras acciones. Hay muchas cosas que hacemos que no tienen sentido para nosotros y las seguimos haciendo. Si es así, al quitar la energía y liberar un poco de tiempo es posible incorporar otra cosa que sí tiene mucho sentido. ¿Qué es lo que tengo que abandonar para seguir este camino? Otro ingrediente es el ajuste de las expectativas y estar centrado en el proceso.
Pero abandonar el hecho de tener un objetivo claro porque genera frustración es posponer la frustración a un momento futuro, ¿no crees?
Gustavo Diex
Director de Investigación en Ancla
Director del Instituto Nirakara
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