Desde que era una niña, Mireya soñaba con salvar a la humanidad de la pobreza, el analfabetismo y las desigualdades sociales.Cuando la meta es tan excelsa y tan inabarcable, sientes que necesitas varias vidas para consagrar a tamaño empeño y cosechar solo un ápice de resultados. El problema es que, solo tenía una vida para invertir, y le faltaba tiempo: la frustración que sentía, obteniendo frutos tan menguados, apenas apreciables, a cambio de darse a sí misma, acabó por romperla por dentro: se había inmolado, literalmente, en aras de aquella gloriosa causa.La riada de 1999 en los Estados de Miranda y Vargas, en Venezuela, que arrasaron con ciudades enteras y con las vidas de cientos de miles de personas, también se llevó consigo la salud mental de nuestra protagonista. Con la reconstrucción de aquella tierra, tuvo una revelación: igual que aquellas víctimas necesitaban curar su estrés postraumático, también ella necesitaba mirar hacia adentro y tratarse, para poder volver a ser.
Así que, viró el objetivo de su lucha, y la centró en ayudar a otros salvadores del mundo, como ella, a hacerles entender, como dice el aforismo, que la caridad, empieza por uno mismo. El mensaje de Mireya es claro: Necesitas cuidar tu cuerpo y tu alma y mimar tu bienestar como ser humano, para después poder ayudar a lograr el bienestar de los demás.
Por Toñi Garrido
https://www.ashoka.org/es-es/fellow/mireya-vargas
www.mireyavargas.com
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