Tus pensamientos no son la realidad
Lo que vas a leer procede de mi experiencia como emprendedor
Lo que vas a leer procede de mi experiencia como emprendedor, más que como experto en el comportamiento humano. No obstante eso, mi único objetivo es el de proponer vacunas y antídotos que me han ayudado a identificar cuándo he entrado en una habitación errónea o directamente evitar entrar. Estoy hablando de los sesgos.
Estudiarse a uno mismo es el arte más difícil y el corazón cree con fervor lo que la razón duda en silencio. En un momento de mi vida me di cuenta de que mis pensamientos no eran la realidad, de que lo que mi mente percibía era una proyección de los hechos y que el cerebro utiliza muletas mentales para construir castillos de bobadas que le hacen dormir más tranquilo hoy, aunque mañana se los lleve por delante la realidad en forma de riada inesperada. Bajo la calma de nuestras convicciones, late el sutil susurro de nuestras dudas.
Bienvenidos a este safari de los sesgos y las falacias. Vamos allá:
El sesgo de coste hundido se da cuando continuamos invirtiendo en una decisión fallida debido a la inversión ya realizada, en lugar de evaluar si vale la pena continuar. Nos llevó unos meses y 2 pivotajes llegar al punto en el que evaluamos de forma sincera la viabilidad de nuestra start-up, de forma objetiva y limpia, pidiendo consejo honesto a inversores, amigos y colegas del sector. Cuando la verdad se hace visible ya no hay dudas. Había que cerrar. Lo que nos dimos cuenta es que a veces, el precio de soltar es menor que el coste de sostener lo que no se sostiene. Fue como quitarnos una gran mochila de piedras de encima.
El sesgo de confirmación o la falacia de evidencia incompleta es cuando nos enfocamos sólo en aquella información que confirma las creencias previas, ignorando las pruebas contradictorias. Por ejemplo cuando nos basamos en opiniones preestablecidas del sector para seguir adelante con una decisión pero ignoramos por completo la realidad que opinaban los clientes, creyendo que todos ellos estaban totalmente satisfechos. En nuestro caso nos obligamos a considerar y explorar toda la evidencia disponible, incluso la que contradecía las creencias más profundas del sector. A base de preguntas nos dimos cuenta de que lo más importante para una persona que instala paneles solares es que no le ensucies las paredes y que su casa quede bien tras la intervención. En la contradicción florecieron los matices de la verdad que no queríamos ver.
El sesgo de optimismo excesivo es más común de lo que pensamos en este gremio. Somos empresarios y nuestro optimismo nos lleva a sobrestimar las probabilidades de éxito o minimizar los riesgos basado en deseos más que en datos. Después de casi tres años en una incubadora de start-up, te das cuenta de que vives en una cierta burbuja de entusiasmo y éxito donde te obligas a ser positivo delante de todos para no parecer menos que el resto, porque es lo que se espera de ti y de tu empresa. Luego llega la realidad con sus escrituras y te sacude un gancho de izquierdas que te hace besar la lona. Por eso toca calibrar y orientar esa luz de esperanza que te rodea. Establecer metas basadas en datos objetivos y sobre todo realizar análisis de riesgos para equilibrar las expectativas con la realidad.
El sesgo de autoridad otorga demasiada credibilidad a la opinión de una figura de autoridad sin analizar si es válida en el contexto actual. Por ejemplo, cuando seguimos una estrategia propuesta por un emprendedor famoso o por uno que ya ha tenido éxito sin considerar si aplica al negocio de nuestra empresa o simplemente a la cultura de nuestra empresa. ¿A quién no le ha pasado que ha incorporado a su equipo un profesional del área de …. (rellene los puntos) porque a fulanito le fue genial, o invirtió en publicidad en tal plataforma porque a ellos les marcó un antes y un después? Dejarse guiar así es caminar por el bosque con los ojos de otro. Aquí toca tirar de oficio y ser extremadamente críticos.
Sesgo de supervivencia hace que nos centremos sólo en los casos exitosos, en este caso de los supervivientes, ignorando aquellos que fallaron y que pueden aportar lecciones valiosas. Durante los primeros meses del 2023 en los que el sector se frenó en seco pudimos leer lo que les estaba pasando a muchas empresas de la competencia y tomar decisiones muy duras como reducir drásticamente el equipo y pivotar, antes que esperar a que el sector “mágicamente” se arreglara. No tenía mucho sentido copiar a las que había levantado una ronda de inversión, sino evitar morir de la misma enfermedad que estaba asolando el sector.
Nuestro trabajo en el día a día de una empresa se podría resumir en tomar decisiones, probablemente las más difíciles de todas, pues en la jerarquía solo suben las que no se pueden resolver de forma sencilla. Y cuando lideramos un negocio no lo hacemos de forma disgregada de nuestra vida personal, las decisiones son horizontales en el tiempo y lo que decida en mi vida afecta en mi trabajo, y al revés. Sobre todo al revés. Y ésta parte suele ser la más crítica, pues las prioridades son conceptos móviles. Por no haber recibido las vacunas anteriores a tiempo, he borrado urgencias y preferencias, las he guardado en un cajón, congeladas, cortadas por la mitad y quemadas. Con la experiencia me di cuenta de que cuando una prioridad es real, siempre reaparece, y cuando lo hace, su compañera era el dolor y el arrepentimiento de no haber visto las señales y haber tomado las decisiones a tiempo. A nadie le deseo las noches sin dormir que pasé, las discusiones y el mal humor, y la crisis que se perpetúa en la indecisión. Aunque afortunadamente, después de la tormenta, siempre sale el sol.
Alejandro Micó @neagarisoy
Emprendedor
No sabía de tu habilidad para la escritura. Eres un grande Alejandro. Cuantas verdades y qué bien transmitidas. Gracias por compartirlas.
Lucidez, honestidad, sencillez, qué fácil lo has dicho y que difícil atender a todo esto.