Hace 2 ó 3 años me di cuenta de que era imposible llegar a todo. Lo sé, suena pesimista, pero deja que me explique. Todo lo que voy a contar son ejemplos personales desde mi propio contexto y mi objetivo es que tú, con tus propias vivencias y contexto, saques tus conclusiones.
Comenzaré explicándote cómo el consumo de contenidos tuvo un impacto muy negativo en mi vida personal y profesional y cómo, casi, hace que no encuentre un sentido a esto emprender. Soy un gran consumidor de todo tipo de contenidos. Escucho podcasts mientras hago deporte, vídeos de YouTube mientras como, libros cuando viajo, biografías, Instagram, Linkedin… Este consumo de redes sociales nunca me había causado mucho problema, de hecho, incentivado por este contenido, comencé hace unos 8 años a crear mi propio canal de YouTube y el podcast de Minimalism (mi marca).
No tengo muy claro cuándo el contenido comenzó a ser un problema. No sé si fue por las métricas, por querer compararme con el resto, por ver cómo otras empresas y canales crecían y yo, o mi empresa, lo hacíamos de una forma más pausada. No lo sé, la verdad. Lo que sí sé, es que cada vez que veía una ronda de inversión de la competencia me generaba estrés, cada vez que veía un canal de YouTube que crecía más que el mío me generaba envidia y cada vez que alguien terminaba una maratón más rápido que yo me forzaba a entrenar más fuerte al día siguiente.
Estuve así unos años, comparándome con todo lo que había a mi alrededor. En mi caso, que no tengo hijos, mi comparación diaria se dividía en tres “pelotas”: 1) La profesional donde tengo Minimalism, la marca de ropa fabricada de forma consciente con algodón orgánico en España y Portugal y de la que soy CEO, la generación de contenido para Youtube, el podcast y mi nuevo libro. 2) La deportiva. Llevo desde los 8 años practicando mucho deporte. Intenté ser tenista profesional luego fui monitor de tenis muchos años y ahora hago carreras de ultradistancia a pie y en bici; lo típico que ves en la tele de 24 horas corriendo y 10 días en la bici… ¡pues eso! 3) La personal, donde meto familia, pareja, amigos y el autocuidado.
Cuando me centraba solo en compararme y en hacer más y más no me daba cuenta de que estaba metiendo estresores por todos lados. Por ejemplo el mismo mes que lanzábamos campaña en Minimalism me apuntaba a una carrera de 100 kms (la carrera es lo de menos, lo difícil es entrenar 20 horas a la semana durante meses para poder afrontar, más o menos, la carrera), por lo tanto dormía menos, comía lo que podía y llevaba la agenda fatal. Si a esto le sumamos algún compromiso personal (viajes u otro tipo de eventos), mi vida era un completo caos donde vivía estresado, queriendo llegar a todos lados sin llegar a ningún sitio.
Vivir así era algo normal en mí. Me apretaba trabajando, me apretaba creando contenido, me apretaba entrenando y hacía lo que podía para que mi vida personal no se rompiera. Hasta que un día, terminando una carrera de 120 kms por montaña, me desmayé llegando a meta. Entonces me di cuenta de que todo eso no tenía sentido. Estaba haciendo las cosas sin cuestionarme realmente por qué las hacía.
Así que, unos días después, cogí la libreta y pinté 3 pelotas (profesional, deportiva y personal), las uní con unas “cuerdas” y traté de entender qué estaba fallando. La respuesta fue clara, si pintas 3 pelotas y, en todas ellas, tiras a la vez, las cuerdas se terminarán rompiendo.
Al verlo en papel me di cuenta de una cosa. Quizá no tenía sentido tirar de todas a la vez. Quizá lo que tenía sentido era saber bien cuándo tiraba de una pelota o de otra. Por eso empecé a dimensionar mejor mis objetivos olvidándome, casi totalmente, de lo que el resto de gente estuviera haciendo en redes sociales, podcasts o YouTube. Me centré en mí, en mi familia, en mi persona y en mis objetivos y empecé a ser consciente de cuándo estresar cada pelota.
Desde entonces no tiro de todas ellas a la vez. Por ejemplo, en vez de correr una carrera de 100 kms donde tengo que entrenar 20 horas a la semana robando horas de trabajo y de vida personal, me apunto a una carrera de 40 kms para la que entreno 10 horas por semana y puedo seguir apretando en las otras dos pelotas (profesional y personal) sin miedo a que se rompan. Otro ejemplo, si sé que voy a correr una carrera de 700 kms en bicicleta, cosa que haré en mayo, gestionaré la empresa para que los meses anteriores tenga tiempo suficiente para entrenar y descansar como es debido. Y una vez terminada la prueba volveré a tirar de la pelota profesional y bajaré la deportiva manteniendo equilibrada la personal. Otro ejemplo, si lanzamos una nueva campaña en Minimalism me centraré en la campaña y entrenaré por salud sin juzgarme por estar haciendo o no lo suficiente en mi vida deportiva. Esta es la única forma que yo he encontrado para tratar de tener equilibrio: ¡Pinto pelotas!
Como emprendedores, padres, creadores… o lo que tú quieras ser es muy probable que tengas localizadas las pelotas que completan tu vida. Mi aprendizaje clave ha sido comprender cuándo debo tirar de cada una de esas pelotas para no romperme y para poder seguir desarrollándome en las distintas áreas.
Como muchas veces se ha comentado desde Ancla esto es una carrera de larga duración, quemarse en los primeros 10 kilómetros no te llevará a ningún sitio. Si consigues estar en equilibrio, quizá, llegues al objetivo que te has marcado a largo plazo o quizá nunca llegues, pero si te desfondas en el primer sprint ten por seguro que no llegarás. Haz lo posible por saber en qué guerras te quieres meter y de qué cuerdas tirar. Ahí será más fácil encontrar ese equilibrio que todos/as estamos buscando.
PD: Este artículo es parte del nuevo libro que estoy escribiendo con Libros.com: Todo lo que me hubiera gustado saber antes de ser autónomo. Si resuena contigo puedes ser mecenas del mismo en aquí. ¡Gracias!
Pepe Martín
Fundador y CEO de Minimalism
Muy buena reflexión y felicidades por esa conclusión. Sin embargo, debes tener en cuenta que el estrés oxidativo y la meta inflamación de tanto forzar la máquina y del deporte, pueden acabar pasando factura. Los deportistas profesionales cuidan con esmero su forma de pensar, de descansar, comer y moverse. Si también moverse porque el esfuerzo extremo del deporte sirve de poco a largo plazo si no hay una actividad continuada.