¿Cómo hacemos posible la cooperación en nuestras empresas?
El avance más importante que ha llevado a cabo la evolución de nuestro cerebro para mejorar su capacidad de proceso optimizando energía y espacio, ha sido la capacidad de “proceso comunitario”. El cerebro de un individuo concreto tiene limitaciones o carencias que otro individuo de la comunidad puede compensar demostrando mayor facilidad para adquirir determinados conocimientos o habilidades. De este modo, la comunidad de homo sapiens consigue altos grados de especialización en un gran número de tareas (caza, recolección, cuidado, curtido de pieles, creación de instrumentos…) que garantizan la supervivencia de la especie1.
Sin embargo, la vida en comunidad tiene desventajas para la supervivencia que Peter Sterling clasifica en dos grandes tipos: los trastornos mentales que surgen fruto de las tensiones que producen ser diferentes los unos de los otros y los inevitables conflictos interpersonales que se dan en la vida en comunidad. 2
Por ello han sido necesarios nuevos comportamientos innatos que preserven la cohesión social. Comportamientos de tanta importancia que la evolución ha terminado por dedicarles una gran inversión en circuitos neurales. Sterling resumen estos comportamientos como prácticas sagradas entre las que incluye el sexo, la música, la danza, el arte, los relatos, el humor, las construcciones monumentales y las ceremonias rituales entorno a la muerte, la pubertad, el nacimiento…3 Según Sterling son prácticas capaces de expresar lo que las palabras por sí mismas no pueden, es decir, prácticas capaces de suscitar emociones intensas de dolor, alegría, risa… aliviando tensiones y haciendo posible la cooperación.4
La relevancia evolutiva de los circuitos neuronales que procesan estas prácticas parece demostrada por el hecho de que son circuitos neuronales extremadamente costosos energéticamente hablando y, por lo tanto, debieron de aportar mucho valor a la supervivencia de la especie para que hayan primado en el desarrollo evolutivo. Para tener la capacidad de responder al lenguaje, la música y el arte fue necesario que varias áreas corticales se expandieran a cambio de un alto coste metabólico que requiere una dieta más rica y costosa. Parece evidente que el lenguaje justifica ese coste energético adicional por la decisiva ayuda que aporta para compartir conocimiento que mejore -entre otras cosas- los medios de producción5. Pero Sterling plantea una reflexión ¿y la música y el arte? ¿Cómo se justifica el elevado gasto energético que conllevan para ayudar a la supervivencia de la especie? La hipótesis del autor es que el gasto se justifica gracias a su contribución a la cooperación a largo plazo, es decir, a la cohesión de las estructuras sociales6.
La capacidad de desarrollar una comunidad ha hecho posible que el homo sapiens haya sobrevivido como especie a lo largo de los milenios gracias, también, a que estas comunidades le han dado la oportunidad de adaptarse a los diferentes entornos a los que ha llegado emigrando para huir de tensiones demográficas, sequías, periodos de escasez…. llegando desde el centro de África a todos los continentes y confines geográficos7. La necesidad de crear una comunidad en cualquier entorno al que el homo sapiens consiguió llegar, explica la rápida aparición de nuevas prácticas rituales que hicieron posible la separación de pequeños grupos de emigrantes alejándose del grupo principal. Así, sólo después de unas pocas generaciones, el nuevo grupo puede sentir como suyo ese nuevo territorio y declararlo "la tierra de nuestros ancestros" en aras de la cohesión de la nueva comunidad. En palabras de Sterling:"…our design requires "origin" stories to build cohesion…8”.
En nuestro emprendimiento tratamos de construir espacios de cooperación, tenemos claro que el trabajo en equipo supera a la aportación de la suma de sus miembros. Tenemos a nuestro favor una buena parte del diseño evolutivo social y cultural, mi pregunta es ¿Cuántas de estas prácticas desarrollamos en nuestras empresas? Quizá no se trata de bailar y sacrificar cerdos en una hoguera, sino de instaurar rituales que favorezcan esta cohesión. En Ancla hemos visto que los Personal Boards se convierten en uno de estos rituales (no andan tan lejos de las ancestrales conversaciones en torno al fuego). Nuestra propuesta es seguir buscando estas prácticas sagradas que fomenten la colaboración de una forma saludable, mucho mejor que esos abstractos KPIs que tanto ofuscan el valor de lo humano.
Jon Burguera
Ancla.life