Correr hacia una meta
Emprendedores que consiguen levantar su empresa y un buen exit… entran en depresión. Otros que salen de sus proyectos vendiendo su parte por una cifra apreciable se sienten vacíos… Trabajamos en pos de un logro (no muy definido) que vemos allá al final, y al que conferimos propiedades mágicas. “Cuando lleguemos a él: descansaremos, seremos felices, estaremos con nuestra familia, no tendremos que trabajar más, nuestra vida será estupenda…”
Nuestra primera carrera de larga distancia fueron los estudios. Estudiar horas eternas, hacer exámenes, trabajos de grupo, aprender a jugar al mus y sufrir según pasan las convocatorias durante años para conseguir un título. En el mejor de los casos, lo conseguimos.¿Qué llega después? Al principio alivio, seguido de satisfacción que dura horas, puede que días, unas semanas después una gran sensación de vacío... En mi cuadrilla de amigos le pusimos un nombre: “el hueco”.
Resulta difícil pensar en un emprendedor que no tenga motivación de logro. En palabras de Beatriz Valderrama1 alguien que: “le gustará esforzarse por realizar algo difícil”. El motivo por el que se emprende puede ser diferente, pero siempre estará presente la motivación de alcanzar un gran objetivo, este tipo de motivación es un gran motor para llegar donde uno desea. Sin embargo, parece que la consecución de ese hito puede ser insuficiente para dotar de sentido a una vida. Normalmente, nos encontramos con que dicho logro, aún siendo la torta, no atesora ninguno de los poderes mágicos que le otorgábamos, es más, puede que nos sintamos defraudamos, lo percibamos como insuficiente, incluso vacuo y, por ello, nos arruinemos la vida (al menos durante un tiempo).
En 2018, Adriaan Kalwij, del departamento de economía de la Universidad de Utrech, realizó un estudio2 retrospectivo analizando cómo había afectado a 978 medallistas olímpicos norteamericanos conseguir una medalla en términos de longevidad. Aquellos que consiguieron la medalla de plata vivieron, de media, 2.4 años menos que los que alcanzaron el oro y 3.9 años menos que los que obtuvieron el bronce. Según el autor, esta variación en la esperanza de vida es suficiente como para considerarla significativa3. La percepción del resultado como pérdida o fracaso es suficiente para causar un impacto psicológico y físico que compromete su salud reduciendo su esperanza de vida. Aquellos que consiguen la medalla de plata parece que solo piensan que han perdido el oro, en cambio, los de bronce están encantados de haber conseguido una medalla4, tan satisfechos como para vivir más incluso que los que ganaron.
Años de duro trabajo y de sacrificio para alcanzar un logro al alcance de unos pocos. Sin embargo, cuando llega el momento, la valoración que uno hace de sus logros parece suficiente para condicionar el resto de nuestra vida.
Atribuyen a Oscar Wilde el dicho “Ten cuidado con lo que deseas, se puede convertir en realidad.” Lo que esperamos es que muchos emprendedores consigan alcanzar lo que buscan, eso sí, tendremos que ayudarnos a valorar el logro en su justa medida, un hito notable, sobresaliente, pero sin poderes mágicos.
Entre tanto, quizá puede ser buena idea prestar atención al camino, a ver qué pinta tiene.
Jon Burguera
Ancla.life
Valderrama, Beatriz. Motivación inteligente. Madrid. Pearson Educación. 2010
Kalwij A. The effects of competition outcomes on health: Evidence from the lifespans of U.S. Olympic medalists. Econ Hum Biol. (2018), pp.276-286.
Para hacernos una idea, fumar acorta la vida unos 7 años de media y tener un nivel bajo de estudios 4 años.
Victoria H. Medvec, Scott F. Madey, Thomas Gilovich. When less is more: counterfactual thinking and satisfaction among olympic medalists. J. Pers. Soc. Psychol., 69 (4) (1995), pp. 603-610