Growth mindset
Pregunta en una clase del jardín de infancia, ¿sabéis dibujar?. El 100% de la clase levantará la mano. El resultado cambiará en relación a la edad. En la universidad, la misma pregunta conseguiría un 40% de respuesta afirmativa. En una oficina estándar de cualquier parque empresarial, no llegaría al 20%. La mayoría de las personas que declaran no saber dibujar tienen, probablemente, un concepto inflexible del dibujo: “dibujar es calcar la realidad, dibujar es lo que hace Gustav Klimt, pero yo, yo soy un mierda dibujando”.
No me malinterpretes. No quiero decir que todo el mundo pueda, si se lo propone, dibujar como Klimt, jugar al fútbol como Messi o desarrollar una nueva teoría que revolucione la física moderna. Lo que quiero decir es que, a menudo, partimos de la convicción de que la inteligencia, las habilidades o la moral no pueden ser desarrolladas más allá de un “capital” innato.
Déjame que te ponga un ejemplo. Los jugadores profesionales suelen nacer en el primer semestre del año (ver metanálisis). Los deportistas que se reclutan en la escuela y los cursos académicos son anuales. Las personas que nacen en diciembre tienen una desventaja física con respecto de las que nacen en enero. Y aquellos que son elegidos para pertenecer a los equipos de fútbol, por ejemplo, tienen la oportunidad de tener un contexto donde desarrollarse. No sólo es genética, el aprendizaje es esencial. Este efecto no sólo está presente en el deporte, también en el desempeño educativo y en ¡el liderazgo! (ver artículo). La inteligencia analítica, la moral, el desempeño deportivo o la creatividad está relacionado con un concepto que Gladwell denominó "capitalización". No sólo necesitas tener las capacidades y disposiciones necesarias para ser un emprendedor, necesitas “capitalizar”. Rodéate de personas con más conocimientos, accede a formaciones, centros o institutos que impriman una presión positiva de aprendizaje. Tu “cerebro social” activa los mecanismos de aprendizaje necesarios para “seguir al grupo” y eventualmente te sentirás como pez en el agua. No te preocupes excesivamente de tu velocidad de aprendizaje, no te confundas, pues aprender más rápido no involucra llegar más lejos. La motivación o la innovación son más importantes en el aprendizaje, que la velocidad. Preocúpate por otra cosa: tu mentalidad.
El mindset, normalmente se traduce como mentalidad, y es el conjunto de emociones, sentimientos y representaciones mentales que definen la realidad y nuestra identidad.
Carol Dweck, en un artículo del 88 definió dos patrones principales de comportamiento ante los retos y obstáculos. Cito casi literal:
Hay diferencia entre “una respuesta desadaptativa -impotencia ante la adversidad- y otra respuesta más adaptativa, "centrada en el desarrollo de capacidades". El patrón de -impotencia ante la adversidad-, se caracteriza por una evitación de los retos y un deterioro del rendimiento ante los obstáculos. El patrón -centrado en el desarrollo de capacidades-, por el contrario, implica la búsqueda de tareas desafiantes y el mantenimiento de un esfuerzo efectivo ante el fracaso.”
Creer que tus cualidades están talladas en piedra, que sólo tienes una cantidad de inteligencia fijada genéticamente, una personalidad concreta e inmutable y un cierto carácter moral determinado; es solo eso, una creencia.
Mentalidad Fija y mentalidad de crecimiento
Las personas con una mentalidad fija creen que nacen dotadas para hacer algunas cosas, pero totalmente incapaces para otras, mientras que las personas con una mentalidad de crecimiento creen que pueden convertirse en cualquier cosa si se esfuerzan lo suficiente.
En un estudio nacional llevado a cabo en Estados Unidos, se demuestra que una intervención de menos de una hora en mentalidad de crecimiento, mejora las notas de los estudiantes y aumenta la matriculación en cursos avanzados de matemáticas. Sólo una hora de información puede cambiar, en parte, la mentalidad de estos niños. Imagina las posibilidades, si en vez de una hora, los niños tuvieran la oportunidad de desarrollar su curiosidad innata. El propio sistema educativo, las dinámicas familiares o los medios de comunicación podrían generar una mentalidad social de crecimiento en vez de bloquear los cerebros. La “mentalidad social” es implacable (y eficiente) homogeneizando los comportamientos y la forma de pensar. Y lo hace mediante una acción del todo conocida: condenando “el error”. La culpabilidad y la vergüenza tienen una capacidad extraordinaria modulando la conducta y la cognición. Somos animales sociales, nuestra fisiología está constituída para pertenecer a un grupo. Es normal que salten todas las alertas psicológicas cuando te trolean en twitter por un comentario fuera de las vías de pensamiento aceptadas, o cuando la cagas con tu primer proyecto de emprendimiento asumiendo el peso y la vergüenza de la derrota. Es así, nos identificamos con los éxitos y fracasos, con los títulos, los proyectos que dirigimos o las personas que nos siguen en instagram. Este efecto en la identidad es muy común en la mentalidad fija. Las personas con una mentalidad fija buscan la aprobación; las que tienen una mentalidad de crecimiento buscan seguir aprendiendo. Un sujeto con mentalidad de crecimiento toma los errores como vectores de aprendizaje. Su autoestima no está basada en el éxito o el fracaso.
Gustavo Diex
Director de Investigación en Ancla
Director del Instituto Nirakara