Cuando iniciamos nuestra singladura como emprendedores todo nos parece un reto fantástico, nos motiva, nos pone a cien, tanto si es preparar un pitch para una ronda o abrir una nueva delegación. Pasado el tiempo, muchas de esas tareas cambian de valencia. Del entusiasmo a la pereza, de la alegría al agobio, de la sonrisa al resoplar, de la energía al nudo en el pecho.
En esos periodos cada tarea adicional, por pequeña que sea, nos golpea tres veces. Primero cae a plomo sobre nuestros hombros que se encorvan, después presiona sobre nuestro pecho que se hunde hacia adentro y, al final, nos anega un pesar que nos deja desconectados, ausentes durante un rato. Luego, con una tibia sonrisa, disimulamos y decimos “sin problema” para después, a solas, revolvernos y empezar a plantearnos qué cuernos hacemos ahí metidos.
En el argot se ha definido como Burn Out, es decir quemado. Creo que es una buena definición para el caso de quien trabaja por cuenta ajena y ya no se cree lo que la empresa propone. Sin embargo, creo que en el caso del emprendedor puede haber largos períodos en los que simplemente estamos CANSADOS. Con mayúsculas. Seguimos creyendo en el proyecto porque si renunciamos a él sería como renunciar a nosotros mismos. Aún tenemos la fe y el convencimiento, pero no encuentras la ilusión y la energía que tan fielmente te han acompañado siempre.
Desde luego es un cansancio mental que va más allá de lo físico, pero puede que el origen esté precisamente ahí, en el cuerpo. Gracias a los trabajos de Straub12 sabemos que el cuerpo humano, de media, sólo tiene reservas para 4-5 semanas de intensidad extenuante. En un contexto evolutivo tiene sentido porque, si en 4 semanas no te has recuperado de una grave infección o no has conseguido comida, el cuerpo no da más de sí.
Tenemos energía para poco más de 40 días a todo gas con ingesta reducida. Nosotros podemos comer más, pero la cantidad de ingesta está limitada3 , así que podemos aspirar a cuánto ¿3 meses, 6 meses? En nuestro contexto esto es muy poco tiempo… Y ¿después? El cuerpo intenta adaptarse por todos los medios, empieza a funcionar en déficit4, como puede, y desencadena la llamada conducta de enfermo: cansancio, inapetencia, tristeza… que es su forma de pedirnos a gritos que nos tumbemos en la cama, durmamos, comamos y nos cuidemos para recuperarnos del enorme gasto energético que estamos llevando a cabo. Lo normal es que no hagamos caso y luchemos contra nuestro organismo y nuestra energía para levantarnos y seguir adelante, desoyendo las señales y demandas de nuestro propio cuerpo.
Entonces si estás cansado, si te sientes cansado quizá la solución pase, simplemente, por descansar y recuperar energía como proponía Gustavo. Siempre parece que no tenemos tiempo para cuidarnos y descansar, pero la cruda realidad es que esa es la única manera de prolongar el tiempo que podemos estar disponibles.
Jon Burguera
Ancla.life
Rainer H. Straub, «Evolutionary medicine and chronic inflammatory state—known and new concepts in pathophysiology», Journal of Molecular Medicine (Berlin, Germany) 90, n.o 5 (2012): 523-34, https://doi.org/10.1007/s00109-012-0861-8.
R. H. Straub et al., «Energy Regulation and Neuroendocrine–Immune Control in Chronic Inflammatory Diseases», Journal of Internal Medicine 267, n.o 6 (2010): 543-60, https://doi.org/10.1111/j.1365-2796.2010.02218.x.
El gráfico de Straub muestra cómo un gasto como el de un ciclista en el Tour de Francia sólo puede ser mantenido durante un corto periodo de tiempo. Y los ciclistas descansan, comen a destajo y tienen una miríada de profesionales para su cuidado.
La prioridad del organismo es el sistema inmune, el sistema reproductor en las embarazadas y el sistema nervioso. A partir de aquí el cuerpo admite que ciertos órganos trabajen limitadamente, como el sistema reproductor antes de concebir (¿estás pensando tener hijos?), el riñón, los pulmones…
Sencillo, directo, claro, contundente, concreto. Intensidad extenuante, vaya idea potente.